viernes, 9 de agosto de 2019

CAPITULO 41 (QUINTA HISTORIA)




Nada más amanecer, Pedro bajaba por los escalones del jardín, silbando y con las manos en los bolsillos. El Holandés, en idéntica pose, bajaba por la escalera opuesta.


Los dos se quedaron de piedra cuando se toparon frente a frente.


—¿Qué haces aquí a estas horas? —dijo El Holandés.



—Yo puedo hacerte la misma pregunta.


—Vivo aquí, ¿no te acuerdas?


Pedro ladeó la cabeza.


—Vives ahí abajo —dijo señalando la planta baja.


—He salido a tomar el aire —dijo El Holandés en un arrebato de inspiración.


—Yo también.


El Holandés miró hacia el balcón de Paula. Pedro miró al de Coco. Los dos decidieron dejar las cosas como estaban.


—Bueno, entonces, supongo que te apetecerá desayunar.


Pedro se pasó la lengua por los dientes.


—Pues la verdad es que sí.


—Vamos, ¿o quieres quedarte aquí toda la mañana?


Aliviados con la solución, se dirigieron juntos a la cocina, felices por el acuerdo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario