martes, 18 de junio de 2019
CAPITULO 9 (TERCERA HISTORIA)
—¿Cómo está la socorrista esta mañana?
Paula se apartó de la cocina para mirar a Samuel, el prometido de Amelia. Era tan alto que llenaba todo el marco de la puerta, y tan ostensiblemente varonil, que Paula no pudo menos que sonreír.
—Supongo que ayer me gané mi primera medalla.
—La próxima vez intenta llevar un salvavidas —después de cruzar la habitación, le dio un beso en la frente—. No nos gustaría perderte.
—Supongo que con meterme en un mar de tormenta una vez en la vida y a es suficiente —con un pequeño suspiro, se inclinó contra él—. Estaba aterrada.
—¿Y qué demonios hacías allí cuando estaba a punto de estallar una tormenta?
—Nada en particular —se encogió de hombros y continuó preparando el té.
De momento, prefería mantener en secreto que algo la había impulsado a bajar a la playa.
—¿Ya has averiguado quién es?
—No, todavía no. No llevaba cartera y, como ayer se encontraba tan mal, no quise molestarlo —alzó la mirada y, al advertir la expresión de Samuel, sacudió la cabeza—. Vamos, grandullón, no es peligroso en absoluto. Y si estaba buscando una forma de entrar en la casa para robarnos las esmeraldas, podría haber elegido un método más sencillo que ahogarse.
Samuel no podía menos que mostrarse de acuerdo, pero después de que hubieran disparado a Paula, no quería correr ningún riesgo.
—Quien quiera que sea, pienso que deberías llevarlo al hospital.
—Deja que sea yo la que me preocupe de ese tipo de cosas —comenzó a colocar los platos y las tazas en una bandeja—. Es una buena persona, Samuel. ¿Confías en mí?
Frunciendo el ceño, Samuel puso la mano sobre la de Paula antes de que esta pudiera levantar la bandeja.
—¿Vibraciones?
—Absolutamente —con una risa, Paula se echó la melena hacia atrás—. Y ahora, voy a llevarle al señor X algo de desayunar. ¿Por qué no continúas derribando paredes en el ala oeste?
—Hoy nos toca empezar a levantar alguna —y como confiaba en Paula, se relajó un poco—. ¿No vas a llegar tarde al trabajo?
—Me he tomado el día libre para hacer de Florence Nightingale —le golpeó la mano que estaba acercando al plato de las tostadas—. Tú ponte a trabajar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ayyyyyy qué lindos los 3 caps.
ResponderEliminar