miércoles, 24 de julio de 2019
CAPITULO 56 (CUARTA HISTORIA)
Por la mañana Paula se llevó a los niños a la tienda. No podía contarle la noticia al resto de la familia antes de haber comprobado los sentimientos de Alex y Jazmin. Era un día brillante y caluroso. Al llegar, se dirigió al invernadero para comprobar unas plantas.
Los dejó discutir un rato sobre qué plantas serían las más grandes o las mejores.
—¿Os cae bien Pedro? —preguntó de forma casual, con los nervios tensos.
—Es guay —Alex se sintió tentado a desviar el pulverizador sobre su hermana, pero la última vez que lo hizo se había metido en problemas.
—A veces juega con nosotros —intervino Jazmin, que esperaba impaciente su turno—. Me gusta cuando me tira al aire.
—A mí también me gusta —Paula se relajó un poco.
—¿Te tira al aire? —quiso saber Jazmin.
—No —rio y le revolvió el pelo.
—Podría. Tiene músculos grandes —de mala gana, le entregó el pulverizador a su hermana—. Me dejó tocárselos —hizo una mueca y tensó los suyos.
Para complacerlo, Paula tocó los diminutos bíceps.
—Vaya. Están duros.
—Es lo que dijo él.
—Me preguntaba… —se secó unas manos nerviosas sobre los vaqueros—. ¿Cómo os sentaría si viviera con nosotros, todo el tiempo?
—Sería estupendo —decidió Jazmin—. Juega con nosotros incluso cuando no se lo pedimos.
—¿Alex? —se dirigió a su hijo.
—¿Vas a casarte, como Catalina y Amelia? —con el ceño fruncido, el pequeño movió los pies.
«Diablillo listo» , pensó ella al agacharse.
—Pensaba en ello. ¿Qué te parece?
—¿Tendré que volver a ponerme ese horrible esmoquin?
—Probablemente —sonrió y le acarició la mejilla.
—¿Va a ser nuestro tío, como Teo, Samuel y Max? —preguntó Jazmin.
Paula se incorporó para apagar el pulverizador antes de contestar a su hija.
—No. Sería vuestro padrastro.
Los hermanos intercambiaron una mirada.
—¿Y le seguiremos cayendo bien?
—Claro que sí, Jazmin.
—¿Tendremos que ir a vivir a otra parte?
—No —suspiró y pasó los dedos por el pelo de Alex—. Él se vendría a vivir con nosotros en Las Torres, o quizá nosotros nos iríamos a vivir a su cabaña. Seríamos una familia.
Alex lo meditó.
—¿También sería padrastro de Kevin?
—No —tuvo que besarlo—. La madre de Kevin es Marina, y quizá algún día ella se enamore y se case. Entonces Kevin tendrá un padre.
—¿Te has enamorado de Pedro? —inquirió Jazmin.
—Sí —sintió que Alex se movía incómodo y sonrió—. Me gustaría casarme con él para que todos pudiéramos vivir juntos. Pero tanto Pedro como yo queríamos saber qué pensabais vosotros.
—A mí me gusta —anunció Jazmin—. Me deja montar sobre sus hombros.
Alex se encogió de hombros, un poco más cauto.
—Quizá esté bien.
Preocupada, Paula se levantó.
—Podemos hablar de ello un poco más. Vayamos a preparar la tienda.
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